La impresionante danza entre tu cerebro y tu intestino

Mariela Cano Rivera
About the Author

Mariela Cano is part of the Development and Lifelong Plasticity track in the Cognitive Neuroscience Master’s programme at Radboud University, Nijmegen. She is interested in neuro-immuno-endocrine interaction, science communication and public health.


¿Alguna vez has tenido una “corazonada” o has notado mariposas en el estómago? Estas sensaciones pueden explicarse por una fascinante conexión llamada eje cerebro-intestino-microbiota. Imagina una coreografía perfectamente sincronizada que afecta no solo la digestión, sino potencialmente a tu estado de ánimo y bienestar general. Echemos un vistazo tras bambalinas a nuestro “segundo cerebro” para revelar los secretos de esta compleja interacción.

¿Cómo interactúan?

Cuando pensamos en nuestro intestino, pensamos en el aparato responsable de digerir los alimentos y llevar los nutrientes a donde deben estar. Estudios recientes han demostrado que el intestino se comunica constantemente con el cerebro en un intercambio dinámico. Esta relación bidireccional influye en nuestra digestión, emociones y salud mental.

Un ecosistema interno: la microbiota intestinal

Aventurémonos en la microbiota intestinal, una inquieta comunidad de microorganismos que viven en tu aparato digestivo. Está formada por bacterias, virus y hongos. La composición de este ecosistema tiene una gran influencia en nuestro cuerpo, desde los procesos inmunitarios hasta el bienestar mental.

Se ha destacado la importancia de la microbiota en la función cerebral durante los últimos años. Los microbios intestinales producen moléculas que afectan al cerebro y a sus funciones (como a los neurotransmisores y los nutrientes resultantes de la digestión). Esto sugiere que la salud de nuestro intestino puede tener profundas implicaciones en nuestra salud mental.

Cuidando a nuestros invitados

Puesto que tú eres el coreógrafo, puedes crear un entorno sano y favorable para estas bacterias. Lo que decides comer no es sólo un antojo; la comida es un factor clave para mantener la armonía en el eje cerebro-intestino-microbiota. Entonces, ¿cómo puedes hacer que tu dieta sea respetuosa con estos increíbles seres vivos?

Imagen tomada de Wikimedia

1. Probióticos, tus aliados microbianos: Son bacterias inofensivas que ayudan a mantener una comunidad microbiana sana y diversa. El yogur, el kéfir y los alimentos fermentados como el queso son grandes fuentes de probióticos.

2. Prebióticos, comida para los microorganismos: ¡El banquete para tus bacterias intestinales! Proporcionan el apoyo necesario que los microbios necesitan para sobrevivir y mantener una comunicación óptima con el resto del cuerpo. Alimentos como el ajo, las cebollas, los plátanos y los espárragos están llenos de prebióticos. También se encuentran en alimentos ricos en fibra, ¡el aperitivo favorito de tus microbios!

Conclusión

Conocer mejor el eje cerebro-intestino-microbiota nos permite saber que ocupa un lugar central en el desempeño de la salud. Al tener en cuenta esta conexión, puedes mejorar potencialmente tu bienestar general, desde la digestión hasta el comportamiento. Así que, ¡deja que tu dieta sea la protagonista y abraza la fascinante danza que hay en ti!

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Did You Know That Alcohol Abuse Could Damage Intestinal Microbiota? https://newbrainnutrition.com/did-you-know-that-alcohol-abuse-could-damage-intestinal-microbiota/

The Gut Microbiome, The Brain, And Cognitive Development In Infants https://newbrainnutrition.com/the-gut-microbiome-the-brain-and-cognitive-development-in-infants/

How Do We Learn If Disturbances In Gut Microbiota Cause Behavioral Problems? https://newbrainnutrition.com/how-do-we-learn-if-disturbances-in-gut-microbiota-cause-behavioral-problems/

References:

  1. Mayer, E. A. (2011). Gut feelings: the emerging biology of gut–brain communication. Nature Reviews Neuroscience, 12(8), 453-466.
  2. Thursby, E., & Juge, N. (2017). Introduction to the human gut microbiota. Biochemical Journal, 474(11), 1823-1836.
  3. Cryan, J. F., & Dinan, T. G. (2012). Mind-altering microorganisms: the impact of the gut microbiota on brain and behaviour. Nature Reviews Neuroscience, 13(10), 701-712.
  4. Sonnenburg, J. L., & Sonnenburg, E. D. (2014). Starving our microbial self: the deleterious consequences of a diet deficient in microbiota-accessible carbohydrates. Cell metabolism, 20(5), 779-786.