Impulsividad

Katre Sakala
About the Author

Katre Sakala is the project manager of the Estonian Children Personality Behaviour and Health Study (ECPBHS) at the University of Tartu, Estonia.


1) Definición

La impulsividad se define como un comportamiento relacionado con la personalidad, el temperamento y la salud mental. Es una predisposición a actuar precipitadamente y con una limitada reflexión sobre los posibles resultados. El comportamiento impulsivo puede describirse como despreocupado, que actúa antes de pensar, innecesariamente arriesgado y apropiado a la situación. La impulsividad también puede causar problemas de concentración. La impulsividad excesiva se asocia a trastornos mentales como el TDAH, los trastornos por consumo de sustancias, el trastorno bipolar, el trastorno antisocial de la personalidad y el trastorno límite de la personalidad.

2) Descripción

La impulsividad (del latín impellere: empujar, golpear, poner en movimiento, impulsar, urgir) es multifacética. Incluye actuar sin pensar o sin valorar las consecuencias, asumir riesgos y responder a estímulos distractores. Determinar si la impulsividad es “demasiado alta” depende de cuánto interfiere en la vida cotidiana. Esto, a su vez, depende de la edad de la persona y de las normas culturales. Los niños suelen ser más impulsivos que los adultos, ya que con la edad aprendemos a controlar mejor nuestros impulsos.

Las personas poseen un nivel relativamente estable de impulsividad (impulsividad de rasgo) o se ven afectadas por circunstancias que inducen a la impulsividad (impulsividad de estado). Todos los individuos presentan algún nivel de impulsividad y sólo los niveles excesivos/frecuentes suponen un problema de salud mental/bienestar. Algunos ejemplos de expresiones cotidianas de impulsividad pueden ser: beber demasiado en una fiesta; comprar por impulso una chocolatina en la caja del supermercado; o un insulto apresurado y arrepentido en una conversación.

Un nivel de impulsividad extremo es, sin embargo, un sello distintivo de varios trastornos de salud mental: el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), los trastornos por consumo de alcohol y drogas, los atracones, la bulimia, los trastornos antisocial y límite de la personalidad, el trastorno explosivo intermitente y el episodio maníaco del trastorno bipolar.

Ser impulsivo no es necesariamente causa de problemas. Durante mucho tiempo, la impulsividad se consideraba una característica negativa, que causaba problemas al individuo, a su família, amigos y a la sociedad. Desde los años 90, Scott J. Dickman distingue entre impulsividad adaptativa (funcional) y maladaptativa (disfuncional). Ha señalado que la impulsividad puede ser adaptativa en determinadas circunstancias, en las que la rapidez de respuesta es más importante que la precisión. Las personas con impulsividad adaptativa se consideran más animadas y aventureras, ya que están dispuestas a asumir riesgos. Por lo tanto, la impulsividad también puede considerarse una característica positiva, ya que en algunas situaciones se necesitan decisiones rápidas, aunque no sean las mejores soluciones. La impulsividad maladaptativa puede describirse como irreflexión e incapacidad para planificar y puede tener consecuencias negativas.

Medición de la impulsividad

La mayoría de las veces la impulsividad se evalúa con cuestionarios autoinformados, en los que las personas informan subjetivamente sobre cómo se comportan habitualmente o cómo se definen a sí mismas. Estos autoinformes indican principalmente los aspectos estables de la impulsividad. Las preguntas típicas de un cuestionario de impulsividad pueden ser las siguientes: Estoy inquieto en el teatro o en las conferencias; compro cosas por impulso; hago cosas sin pensar; suelo decir lo que se me ocurre sin pensarlo antes; no me gusta tomar decisiones rápidamente, ni siquiera decisiones sencillas, como elegir qué ropa ponerme o qué cenar.

Además de los autoinformes, la impulsividad puede medirse con pruebas neuropsicológicas. La ventaja de estas pruebas, que suelen parecerse a simples juegos de ordenador, es la objetividad, ya que los resultados no dependen de la valoración subjetiva de las personas. Además de las propiedades de rasgo de la impulsividad, estas pruebas también pueden medir cambios sutiles en los niveles de impulsividad. Los dos ejemplos más conocidos de estas pruebas son la tarea Go/NoGo y la tarea Stop-Signal.

Sustrato neural de la impulsividad

La heredabilidad de los distintos tipus de impulsividad se ha estimado en aproximadamente un 40-45%. Esto significa que menos de la mitad de la variación de la impulsividad entre las personas se explica por factores genéticos. Como demuestran estudios sobre imágenes cerebrales, desde el punto de vista neuroanatómico, el córtex prefrontal derecho es crucial para algunos tipos de impulsividad. Los pacientes con daños o disfunciones transitorias en esta área cerebral presentan un rendimiento inferior en las tareas neuropsicológicas de impulsividad. Las deficiencias en el cerebro del neurotransmisor serotonina son características de la impulsividad y de varios trastornos relacionados con los impulsos.

Gestión de la impulsividad

Los resultados de los tratamientos de ninos y adultos con TDA muestran que  los fármacos dopaminérgicos y noradrenérgicos (por ejemplo, Ritalin, Concerta, Strattera) mejoran los síntomas de la impulsividad. Una breve intervención, que consistía en una conferencia sobre la esencia de la impulsividad, seguida de un taller en el que se midieron y discutieron los niveles de impulsividad, mostro a una reducción duradera del comportamiento impulsivo en el tráfico.